La Reconquista en Cabeza del Buey
...
La Puebla de Almorchón y Cabezarrubias terminaron por ser abandonadas por sus vecinos, dada su proximidad al poblado incipiente y su relativa insignificancia (de tal modo que no se les había concedido términos ni administración propia).
En 1385, el rey hizo elegir Maestre de la Orden de Alcántara al Don Martín Yánez de la Barbuda, natural del reino de Portugal. En la Crónica de las Tres Órdenes Militares de Rades y Andrada (1572), no figura quienes eran los comendadores de Cabeza del Buey y de Almorchón, únicamente conocemos que en 1371, lo era Fray Juan Díaz Páramo, en Cabeza del Buey y Fray Francisco de Sosa, en Almorchón, y que en 1416, figura Fray Pedro Fernández de Andrada solamente como comendador de Cabeza del Buey. Dadas las circunstancias, así como la entidad que iba tomando el poblado de Cabeza del Buey, en el año 1387, dicho Maestre Martín Yánez, para aumento de sus vecinos, le concede términos propios y 18 quintos (independizándose de Villanueva de la Serena), un mercado los martes y fuero para su gobierno.
La fusión de Almorchón y Cabezarrubias debió de llevarse a efecto con el fin de formar un núcleo suficiente de vecinos como para que se le concediera la categoría de villa. La villa conservó una particular rareza de dos párrocos en una sola parroquia ya que tanto en Cabeza del Buey, como en Almorchón, existían sus correspondientes Parroquias; así pues, conservándose separadas las feligresías pero utilizando ambas el mismo templo.
El nombre de Cabeza del Buey ya lo tenía el poblado existente que correspondía a la encomienda donde se encontraba enclavado, después heredada por los alcantarinos. El porqué de este nombre nadie lo ha justificado, pero creo que quien haya seguido esta historia lo encontrara por lógica. El nombre de “cabeza” comprende el primitivo de Turobriga, el de Bued (o cabeza del puerto) árabe, el arroyo del Buey, próximo, así como el hecho de que en la religión celta, el Toro o Buey simbolizara el culto al sol, origen de la vida, culto recogido por los Templarios. Todas estas numerosas circunstancias que concurren aparecen reunidas en el nombre de nuestra villa, más el cerro Cabeza de la Almagrera próximo.
El Fuero concedido por el Maestre Yánez fue el de la ciudad de León, considerado como el más notable de los fueros locales del Medioevo. Fue promulgado en el año 1020 en presencia del rey Alfonso V y de la reina doña Elvira, se reunieron los obispos, abades y grandes de León, Asturias y Galicia, celebrando un Concilio en el que se promulgara las leyes generales y eclesiásticas para los tres reinos, y particulares para el municipal de aquella cuidad y su alfoz. En el año 1032 se encuentra ya aplicado el fuero a varias ciudades. Según sus preceptos, el concejo tenia las atribuciones de policía de mercado y en general de la industria y del comercio. Comisiones de tres o cuatro individuos, con titulo de jurados o fieles, velaban por el cumplimiento de las ordenanzas de la policía, medidas y abastos. Dichos jurados eran elegidos por el concejo, y su autoridad delegada duraba un año. En cuanto al ejército, había de ser “en fonsado”, o sea, había que acudir a la guerra al llamamiento del rey, contribuyendo con hombres o dinero; pero solo estaban obligado a ir aquellos que acudían según costumbre.
En la villa de Cabeza del Buey, del mismo modo que se conservaron los dos curas párrocos de Almorchón y Cabeza del Buey, también residían en ella los comendadores de las encomiendas de Almorchón y de Cabeza del Buey. Según A. Agundez en “Viaje a la Serena en 1791”, de la Real Dehesa de Serena, parte conservaron los Maestres para el sostenimiento de su dignidad, parte se asignó a los comendadores en disfrute vitalicio. Otra parte se cedió a las villas para sus labores y pastos. Esta villa quedo asignada con 18 quintos al Norte de la población, por su fundador, debiendo abonar diezmos a la mesa maestral. Éstas se disfrutaban en forma de ejidos, Dehesas boyales y baldíos. Otras fueron disfrutadas en villas agrupadas, llamadas comunidades. Así la agrupación a la que estaba adscrita esta villa es la de la Sierra de Lares, compuesta por Esparragosa, Santi-Spiritus y Cabeza del Buey.
A partir de esto, Cabeza del Buey, ya villa independiente, ha de transcurrir dentro de la Orden de Alcántara, perteneciendo al priorato de Magacela en lo eclesiástico y a Villanueva de la Serena en lo jurídico. En cuanto a lo económico y social, como pueblo esencialmente ganadero, seguirá indisolublemente unido al Honrado Concejo de la Mesta de Pastores.
Durante el siglo XV, no conocemos ningún hecho destacable. La villa dada sus buenas condiciones ganaderas crece a tenor de la expansión que la industria de la lana tiene hacia Europa con el comercio. Las lanas, después de lavarlas, se llevaban a las lonjas, la más grande de las cuales se encontraba en Segovia; finalmente se transportaba en las carreteras a las grandes ferias, especialmente a la de Medina del Campo o a los puertos del Norte para embarcarla a Inglaterra o a Flandes.
Se combinaron los impuestos locales con el real de servicio y montazgo. Había por ejemplo, los derechos de Albalá, las tasas de Rebujal y ciertas tasas por el encuentro de animales, si existían razones para dudar por número declarado por el pastor. En resumen, la tributación por el ganado lanar se fue extendiendo, guardada con cuidado, gracias a Don Enrique IV.
Para la observancia fue dictada una Ordenanza relativa a la recaudación del servicio y montazgo, o impuesto real sobre Ovejas, “14 de Febrero de 1457”. Por las tales ordenanzas, que se daban en arriendo su explotación, habían de pagar: por cada 1000 ovejas, carneros o cabras… 5 reses de lo mejor y 3 maravedíes para el guarda. Por cada 1000 vacas, toro o novillo, 3 reses. Por cada 100 puercos, uno, el mejor, etc. Esta es una síntesis de la Ordenanza que obraría en el Camino Real, Puerto del Almonacir, para el paso de los ganados al norte de la provincia de Córdoba.
No tenemos conocimiento de que se celebraran Juntas de la Mesta en esta villa. Éstas según acuerdos tomados en la ciudad de Segovia, se habían de celebrar durante las invernadas en Extremadura en Don Benito y en Siruela, o en lugares entre medio, pero se celebraron en otras villas también. En Puebla de Alcocer también se celebró alguna.
Sin que aclare en que época, Pablo Carmona, dice en el programa de festejos de 1960, que “desde luego, ya en su primitivo escudo, concedido a la villa por los alcantarinos, figuraba un buey en la parte superior, completado por la cruz de Alcántara en la inferior”.
En este siglo XV, los reyes Católicos dieron licencia a un vecino de Puebla de Alcocer, llamado Juan Cano, para edificar una venta en el camino que une dicha villa con la de Cabeza del Buey, “Donde dicen Villar de Villafranca, en la Dehesa del Tomilloso”, que es término de la Orden de Alcántara de la Serena, porque es mucha la distancia y no hay ningún poblado ni venta, a cuya causa en tiempo de verano, muchas personas perecen en el camino, así de hambre y sed; y Nos, queriendo remediar en lo sobredicho, por manera que los daños y muertes cesen de aquí en adelante, y porque vos, Juan Cano, vecino de la villa e Puebla de Alcocer, nos hicisteis relación de que vos queráis hacer una venta en dicho camino, etc
Datos extraidos del libro "Historia de Cabeza del Buey"