Siglo XIX y XX en Cabeza del Buey
Con las biografías de las ilustres figuras consignadas en el siglo XVIII, a caballo entre los dos siglos, Cabeza del Buey entra en el siglo XIX. Considerado un siglo de carácter evolutivo, para esta villa constituyó una centuria repleta de cambios.
Desaparece oficialmente el Honrado Consejo de la Mesta, que tan decisivo había sido en la vida de los vecinos y en la formación de esta villa, en el año 1836. Y, justo en este año tiene lugar la Desamortización de Mendizábal, mediante la cual se vendieron en gran almoneda nacional los Propios de los pueblos y los Bienes de la Iglesia y Comunidades Religiosas, a la vez que desaparecían los señoríos. Los vaivenes del primer tercio del siglo, impidieron que se llevasen proyectos ni aventuras de este tipo, hasta que, habiendo estallado la primera Guerra Carlista a causa de la abolición de la Ley Sálica por Fernando VII (esta prohibía que el trono de España fuese heredado por vía femenina), subió a ocupar el trono su hija Isabel II, y ésta puso en el poder a D. Juan Álvarez de Mendizábal, quien decretó “La eclesiástica”.
Judío educado en Inglaterra, imitó la Reforma Anglicana, que triunfó gracias al apoyó que se procuró la realeza, enajenando todos los bienes de la Iglesia. Los compradores de estos bienes, al defender su propiedad, habían también de defender la causa. Mendizábal consideraba que la mejor manera de sostener la corona de Isabel II era crear intereses en su favor. Así, pone de golpe a la venta inmensas cantidades de bienes eclesiásticos y de propios; lo de menos era poner en circulación una riqueza estancada: lo fundamental era anular económicamente a una institución como la Iglesia, al mismo tiempo que se creaba una gran masa de adictos, sostenedora de la hija de Fernando VII.
En “Episodios Nacionales” B. Pérez Galdós dice: “Cuanto mejor en política y en economía, repartir esa masa de bienes al pueblo, en vez de sacarlos del mercado….Resultara que los caciques de los pueblos, la clase bursátil, los que poseen ya una mediana fortuna, adquirieran bienes considerables pagándolos a largo plazo con el mismo producto de las tierras… Y en tanto el pueblo agricultor y laborioso no podrá adquirir propiedad.
Los que regían en Cabeza del Buey, lo argumentaron muy bien, habiendo creado las exenciones militares mediante el pago en metálico de seis mil reales, o un caballo en buen uso, valorado en cuatro mil reales y dos mil más a la mano, pensaron que con el producto de la venta de propios, se libraba a los mozos del pueblo de ir a la guerra. Nos contaba un antepasado “que los propios de la villa se vendieron para librar a los mozos del pueblo”. El resto del valor, si es que se hizo así, pasó al Ayuntamiento en forma de una lámina: “Una inscripción intransferible de la deuda interior, 4%, procedente de bienes propios, nº 374 de un valor nominal de seiscientas un mil ochocientas ptas, que renta el mencionado tanto por ciento de su valor nominal, con descuento del 20 % de utilidades……601.800 Pesetas. Hubo varas desamortizaciones: la de Espartero, de Mendizábal y Madoz.
Así pues, de un golpe, esta villa se quedó sin los bienes comunales que poseía desde su fundación como villa, y que tan celosa como altruistamente defendió y gano contenciosamente contra el rey, un secretario del concejo. D Pedro Antonio Sánchez Dávila... Y cosa curiosa, en la mayoría de las fincas, coinciden los nombres ahora, (los nombres de los Propietarios) con el de aquellos arrendatarios de los años 1757-1760. En una palabra, los antiguos mesteños que hacían las invernadas, se quedaron asentados como propietarios. La Mesta desapareció, su espíritu, continuó.
Juzgando la forma y efectos de esta obra demoledora, el prohombre liberal D. Segismundo Moret, en el preámbulo del Real Decreto de 5 de Diciembre de 1883, que firmaba como Ministro de la Gobernación, decía: “La propiedad territorial se transformó profundamente en España durante los últimos cincuenta años del siglo XIX, por efecto de la desamortización que alteró de modo radical la vida y las relaciones de obreros y colonos con el propietario, y opina que al decretarse, se debió hacer en términos que el labrador y el colono fuesen llamados a participar en la propiedad que se desarmotizaba, cosa que naturalmente no se hizo, por lo que la situación en el campo empeoró notablemente” (Plan General de Ordenación socioeconómico-social, Memoria General. Gobierno Civil. Badajoz. 1º Abril 1948.)
El monasterio de Madres Concepcionistas Franciscanas de esta villa, que en el siglo XVII había reunido cuantiosos bienes, durante la desamortización, no solo los perdió todos, sino que hasta el mismo edifico estuvo en venta. Y ésta, no se realizó, después de haber salido en el Boletín Oficial como Bienes Nacionales, el 21 de Julio de 1872, gracias a las gestiones llevadas a cabo por D. Manuel Balmaceda en el Ministerio de Gracia y Justicia. Debió ser en las últimas desamortizaciones de Madoz.
Según la concordia de 13 de abril de 1744, mediante la cual a las 18 villas de la Real Dehesa de la Serena les concedieron los llamados Tercios de Serena, éstas tuvieron problemas con los compradores. Según los pueblos beneficiarios de estos derechos, los precios a pagar eran los de origen, reconocidos en las escrituras de compra, o sea, a 4.000 reales la fanega; mientras que los propietarios sostenían que si bien indudablemente, les reconocían los derechos sobre reserva de estas terceras partes, los precios habían de ser los de la época en que los arriendos de invernadas se efectuaban. Los pueblos tuvieron litigios, como el juicio celebrado en Castuera en 1840, del cual no conocemos el fallo. Lo que sí sabemos, es que estos derechos de los pueblos se han perdido.
Lo más destacado y positivo acontecido en dicho s. XIX, es el trazado del Ferrocarril Madrid-Badajoz, porque en lo concerniente a Cabeza del Buey, la línea quedó junto al casco urbano.
Ocupaba el Ministerio de Fomento D. Adelardo López de Ayala, y D. Jacinto Balmaceda, el de Senador del Reino; el primero, muy vinculado a esta villa y el segundo, hijo de la misma. Por lo que dada la situación geográfica y estratégica que Cabeza del Buey ocupaba, mucho tuvieran que ver en el tendido de la línea férrea, ya que López de Ayala, además de ser extremeño, ostentaba la representación de Badajoz como diputado por Castuera, así como fue que, el ingeniero proyectista, Sr. Trigo, era de Villanueva de la Serena y el Ministerio de Fomento lo ostentaba el Sr. Luján (de Castuera).
Por lo que respecta a Cabeza del Buey, el primer proyecto ubicaba la estación en San Roque junto al descansadero de ganados, y en ella había de hacer empalme otra línea ferroviaria que enlazara Córdoba con Talavera de la Reina, por donde pasaba la otra línea férrea de Madrid- Lisboa, con lo cual este ramal uniría las tres redes ferroviarias: Córdoba, Badajoz y Toledo, haciendo el entronque de la de Badajoz aquí en Cabeza del Buey. En dicho proyecto se incluía un acuerdo frente al Santuario de Ntra. Señora De Belén, para hacer un apeadero.
Pero corrientes sociales que ya apuntaban y personas no muy entusiastas con el trazado, modificaron este proyecto del ramal, y consiguieron eliminarlo. Y ya estaban las obras del tendido ferroviario Madrid-Badajoz, con algunos desmontes realizados a la altura de la Rinconada y de Belén, cuando la Compañía Minera de Carbón de Pueblonuevo-Peñarroya, consigue del Gobierno que se le diera salida a su producción por esta línea de ferrocarril, y fue entonces cuando surgió la estación de empalme de Almorchón. Eliminaron el apeadero de Belén y variaron el trazado para dar salida por la finca El Castigo, propiedad de D Jacinto Balmaceda. El Duque de Lerma, propietario de la Encomienda del Rincón o Cabeza del Buey, cedió, gratuitamente, 150 fanegas de tierra en la misma, para que de camino a Córdoba, continuaran el ferrocarril hasta la capital de los califas.
Con esto, el nombre del antiguo Pago de los árabes y de la Puebla de Almorchón, quedaba nuevamente designado al nuevo poblado ferroviario y a su estación de primera categoría: la estación de Almorchón.
Como detalle curioso, según una revista de la RENFE, cuando Don Amadeo de Saboya dejó el trono de España para volverse a su país, Italia, hizo noche en la fonda de Almorchón para al día siguiente derivar a Córdoba e ir a Algeciras, donde había de embarcar.
En 1876, quedan extinguidas las Órdenes Militares y con ello la de Alcántara, a la que pertenecimos desde el siglo XIV. Los prioratos de Magacela y Zalamea de la Serena que comprendían el Partido de la Serena, quedan transformados en Arciprestazgos, uno en Villanueva de la Serena y el otro en Castuera, donde ya existían los partidos judiciales creados a raíz de constituirse el mapa político de España con las regiones, provincias y partidos judiciales. Cabeza del Buey, quedó adscrita a Castuera, tanto en lo político como en lo religioso. En lo político, quedamos en la provincia de Badajoz, pero en cuanto a los religioso, pasamos al obispado de Córdoba, con todos los pueblos que componían el Arciprestazgo de Castuera, hasta el año 1958, en que pasó éste al obispado de Badajoz.
La creación del Arciprestazgo en Castuera creó unos hechos con respecto Ntra. Señora de Belén, patrona de esta villa insólita, según nos cuentan nuestros mayores, que han dado pábulo a una leyenda que cada cual confusamente la interpreta a su manera. Más o menos es así: La Virgen de Belén, de tanto arraigo en la comarca y patrona entonces de la Serena, como es sabido, tiene su romería el 27 de septiembre de cada año, con el posterior traslado y recibimiento triunfal en esta villa, donde reside en la Iglesia Parroquial durante los días de feria, que se celebra en honor a San Miguel.
Y parece ser que hubo intento de que, dadas las circunstancias de que Castuera era sede del partido judicial y sobre todo del Arciprestazgo, la Virgen “había de ir a la Iglesia Arciprestal de Castuera en vez de a la de Cabeza del Buey. Esto provocó la ira y la consternación entre los habitantes de esta villa, que creyeron que les quitaban su venerada Virgen de Belén (Nadie que no sea de este pueblo puede comprender lo que esto suponía).
Y nos cuentan, que, para estimular aun más la fe de los vecinos, la Virgen apareció en la Iglesia Parroquial en fechas que no eran su día, cuando se oía que se la querían llevar para Castuera. Estos hechos, provocados por supuesto, sensibilizaron a los caputbovenses de una forma, que eran capaz de todo por defender a su patrona y su traída tradicional a esta villa y como dicen las coplas del Padre Bonifacio Mansilla, de este siglo “Eres de Belén, la pastora bella, eres de esta villa, patrona suprema, reina soberana, Oh, patrona excelsa, de este antigua villa, bienvenida seas”. La Virgen de Belén, nunca fue llevada a Castuera.
Existen, en las inmediaciones, en las fincas El Corchito y Castillo, unas encinas cuyo fruto, las bellotas, son de unas características muy singulares: en la cáscara tienen marcado unas rugosidades finas que hacen un triángulo isósceles, que mismamente asemejan la silueta con el manto igual que la Virgen. Algunas bellotas tienen varias de estas figuras. Por el lugar son conocidas como “Bellotas de la Virgen de Belén”, y se les asocia a estas encinas, como que en una encina así, es donde se apareciera en tiempos remotos.
Como hombres ilustres de esta centuria señalamos los más destacados:
D. Domingo Balmaceda Gómez-Bravo.
Nacido en Cabeza del Buey el 17 de mayo de 1827. Licenciado, filosofo, políglota y catedrático en la Universidad de Salamanca. Sus trabajos como historiador son muy estimables. Fue administrador del Hospital de Santa Elena de esta villa, trató de mejorar este establecimiento y su finalidad benéfica, para cuyo objetivo y para su gobierno, redactó un reglamento. (“Reglamento de la Junta Administrativa del Hospital Santa Elena”)
D. Juan Leandro Jiménez.
Nació el 13 de Marzo de 1811, también en esta localidad, hijo de esa clase media que no come otro pan que el amasado con el sudor de su frente. Muy laborioso, poeta, escritor e historiador. Reformó y amplió voces del diccionario de la lengua. Su obra más importante es “Léxicos de frases y voces que faltan a los diccionarios de la Academia”, Cabeza del Buey, 1848. Dos tomos manuscritos. Único ejemplar que existe de autógrafo, adquirido y hoy, propiedad de la Real Academia de la Lengua Española. Muy romántico, se suicido en 1851.
D. Nicolás Pérez Jiménez.
Nació en esta villa el 6 de Diciembre de 185. Escritor, poeta, historiador y medico hidrólogo. Miembro de Varias Academias, entre ellas de la de la Historia, por esta zona. Su obra principal es la biografía de Muñoz-Torrero y su época. La más extensa de cuantas se han publicado. Otras: Perfiles Biográficos, El estado de Capilla, Historia de la villa de Cabeza del Buey, Mis Impresiones, Historia de Vizcondado de Siruela, etc.
Sobre Medicina: Las termas de Fuencaliente, Bosquejo climático de la estación Termas de San Hilario de Sacalm (Gerona), Boceto biográfico del Lexicólogo Leandro Jiménez; Estudios físico-médico social de la Serena, etc.
Por los trabajos escritos, tan eruditos, se aprecia que estudió muy a fondo todo cuanto se relacionaba con esta comarca, de la que habla siempre con un patriotismo muy apasionado.
Falleció el 12 de agosto de 1926.
Sor Jacinta Maria Teresa de Jesús Romero Balmaceda Palomeque y Gomes-Bravo.
Nació en Cabeza del Buey el 9 de Octubre de 1861, Madre Abadesa del Convento de Concepcionistas Franciscanas, en el convento de los Pedroches y después en el de Hinojosa del Duque (Córdoba). Maestra, directora y modelo ejemplar de virtudes cristianas. Promotora del Proceso de Beatificaron de la Beata Beatriz de Silva. Resultado que no conoció, ya que a la Madre Teresa falleció el 12 de Mayo de 1910, y la madre Beatriz subió a los altares en Octubre de 1976. Hoy se abre también un proceso de Beatificación para la Madre Teresa de Jesús Romero.
El Siglo XIX, termina sin otros incidentes importantes que merezcan señalarse. Cabeza del Buey, con motivo de tener las estaciones de ferrocarril, ve crecer su vecindario y su comercio.
El censo de habitantes del año 1892 arroja un total de 8.167 almas. ...(continúa)
Datos extraidos del libro "Historia de Cabeza del Buey"