Desde los tiempos más remotos habitaron estas tierras moradores que dejaron la huella de su paso. La abundancia de cuevas y refugios naturales les proporcionaron habitación; la caza y los ricos manantiales, sustento.
A nuestros días han llegado vestigios del hombre primitivo en Puerto Alonso, en el Cerro Estanislado –junto al Valle del Aliso-, en la Cueva del Barranco de la Higuera, en la del Valle de la Cueva, en el Morro de la Fuente del Peral, y así como el Abrigo del Águila, en la Sierra de la Rinconada. Emplazamientos catalogados, en 1933, por el abate francés Henri Breuil.
A través de las rutas naturales planificadas se pueden observar muchos de estos vestigios pertenecientes a época Neolítico-Calcolítica.
Conocidos desde el año 1979, los vestigios arqueológicos que se conservan en este lugar nos ilustran sobre la importancia que debió tener la ciudad de Turóbriga (Cabeza del Buey) en época romana.
Su origen data de finales del siglo I d.C., hallando su razón de ser en la abundancia de aguas medicinales (de tipo ferruginoso) y en la belleza del paisaje, lo que le convertía en lugar ideal para el descanso y la toma de aguas, alcanzando su apogeo en el siglo II d.C.
En las excavaciones realizadas entre 1979 y 1983 fueron hallados dos capiteles, fragmentos de mosaicos, monedas, y un pequeño torso femenino de mármol. Muy cerca de aquí se conserva un trozo de calzada romana.
Este complejo está ubicado a 3 kilómetros de la localidad de Cabeza del Buey, accediendo por la carretera del Puerto de la Nava.
La castillo de Almorchón se edificó en época musulmana, constituyendo con Magacela y Benquerencia, hitos defensivos, a lo largo de las rutas de la trashumancia que desembocaban en la Serena.
Se trata de un tipo de fortaleza de carácter rudimentario, que aprovecha un lugar excepcionalmente bien dotado por la naturaleza para fines defensivos, frecuente en zonas de asentamiento bereber.
Presenta planta de forma irregular adaptada al promontorio en el que se sitúa, y de cuya traza original se conservan escasos vestigios, dadas las grandes transformaciones que sufriría en época cristiana. Entre ellos, la forma pentagonal de la torre del homenaje. Hoy solo se conserva la caja, de la que se perciben los cinco niveles de los que constaba: aljibe, planta de entrada, cámara intermedia, cámara noble y terraza almenada. Tuvo dos recintos murados alrededor del castillo.
Su importancia radica en el paso de las Grullas, considerándose uno de los puntos de más relevancia de la Comarca.
Antiguo cuartel de la Orden del Temple, del siglo XIII, este es quizás el edificio más emblemático y característico de Cabeza del Buey. Declarado por la Junta de Extremadura, Bien de Interés Cultural, con categoría de Monumento, en él se encuentra la Ermita de Nuestra Señora de Belén, patrona de Cabeza del Buey.
Todas las dependencias se distribuyen en torno a un patio central, incluyendo una capilla o iglesia, de cruz latina, que posteriormente fue modificada añadiéndose la portada lateral de entrada y el camarín.
La actual iglesia es de estilo barroco y se construyó en los siglos XVII y XVIII. En su interior además de la imagen de la Virgen, destacan una formidable verja de hierro y pinturas murales al fresco de gran valor artístico y religioso, de 1745, restauradas posteriormente en 1.995.
Los olmos que forman parte del paraje natural que rodea a la Ermita fueron declarados Árboles Singulares para una protección especial debido a sus peculiares características.
Situado a 11 Km. de la localidad y a 3 Km. de Almorchón, por la carretera EX-104, en el borde de la Serena, constituye en verano un verdadero oasis de verdor en estas resecas tierras.
Actualmente conocida como Ermita de San Roque, esta pequeña ermita fue erigida en el siglo XIII (1240), por los caballeros de la orden del Temple, con el nombre de San Blas, posteriormente San Mateo, convirtiéndose así en el edificio histórico más antiguo de la localidad.
Para su construcción los caballeros de la Orden del Temple, eligieron la legendaria ubicación de la Venta del Buey, como consecuencia del desarrollo de la riqueza agrícola, para controlar el Camino Real hacia la actual Belalcázar, así como otros caminos que iban hacia el Valle de Alcudia y el Camino de Lares.
En el interior nos encontramos con una sola nave sustentada por tres enormes arcos ojivales y techumbre de madera. El ábside de cabecera cuadrada cerrado con bóvedas de crucería está decorado con pinturas al fresco.
Posteriormente, en el siglo XVIII le fue añadido el porche sobre columnas y arcos de medio punto en la fachada de poniente.
La trashumancia del ganado, ya realizada por los celtas, quedo interrumpida por la dominación romana y después por la musulmana, pero finalizada la reconquista de estas latitudes, los ganados que se hallaban sujetos a los ásperos temporales del Norte de Castilla, vieron abierta la posibilidad de hacer sus invernadas en los ricos y soleados pastizales de Extremadura y del valle del Guadalquivir. Las rutas de la trashumancia, de origen celta, volvieron a utilizarse y tuvo lugar la creación en 1273 por Alfonso X el Sabio, de una industria organizada de cría de ovejas merinas.
Esto dio resultado a una gran proliferación de cañadas, cordeles, veredas, descansaderos y abrevaderos principalmente en La Serena, Los Pedroches y el Valle de Alcudia. En la localidad de Cabeza del Buey quedan muestras palpables de esta época.
Descansadero de la Aguanueva. Cuyos pilares, desaparecidos al crearse el Parque Municipal, asegura la tradición fueron construidos por D. Frey Martín Rol Álvarez. Reportando grandes beneficios al vecindario, ya que además de lavandero, sus aguas servían para todos los usos diarios.
Descansadero/ Abrevadero de la Venta. Situado a 3 km al este de la población, en la bifurcación del Cordel del Salobral y la Vereda de la Fuente Agria. Sus aguas son riquísimas y servían además como lavandero público, por lo que el municipio construyó unos portales amplísimos en 1884 “para abrigo y amparo de las lavanderas”. Sirve de abrevadero a dicho Cordel el manantial del Valle del Aliso en su confluencia con el camino del Salobral.
En la actualidad, vecinos de Cabeza del buey y de otras localidades cercanas van a recoger agua para consumo propio, debido a la gran calidad de su agua procedente de manantiales.
Descansadero/ Abrevadero de la Peña
Antiguamente, constituía una de las fuentes más importantes de la villa debido a la calidad de su agua. Cumplía también la función de lavadero público, con portales donde se refugiaban las lavanderas para lavar a mano en sus paneras, y dónde se cargaban a las bestias con agua.
Abrevadero de los Propios de la Villa /Charca Pública. En el siglo XVIII, la Charca de los propios de la villa se renueva y amplía como abrevadero para la cría de ganado equino, para uso de los vecinos, y otras funciones útiles para la villa. Situada en la zona del “Majal del Caballo”.
En la actualidad se trata de una zona de esparcimiento, situada a 2 km. del municipio, por la carretera EX-322 de Puebla de Alcocer.
Aunque el paisaje predominante es la estepa, esta masa de agua cuenta con encinas en su entorno que proporcionan sombra para el desarrollo de actividades lúdicas en el lugar, como la Fiesta de Jueves Lardero (jueves anterior al miércoles de ceniza), en la que se visita la Charca y se comparten dulces típicos.
Constituye la primera de las fundaciones llevadas a cabo por el Comendador don Martín Rol, junto con su madre Doña María Mencía Álvarez, en 1501. Está dividido en dos plantas en donde se sitúan las diferentes estancias, en torno a un patio central. Todo el conjunto aparece muy modificado por restauraciones posteriores. Se fueron agregando capillas, como la de Santa Elena y la de Nuestro Padre Jesús Nazareno, cuyos accesos se encuentran en el mismo patio del Hospital.
La ermita anexa al hospital, la de Santa Elena, se reedificó posteriormente, en 1655, cuya inscripción aparece en la portada de la capilla. Consta de tres cuerpos en cruz, con una sacristía anexa, cerrando el conjunto con una cúpula. Cabe destacar del retablo que alberga, un bajorrelieve que representa el misterio de la Anunciación atribuida a Martínez Montañés.
Iniciada en 1508 y concluida en 1515, fundada por el comendador de la villa, don Frey Martín Rol bajo la advocación de Nuestra Señora de Armentera, patrona de la villa hasta mediados del siglo XVII.
En referencia a su estructura arquitectónica se trata de una construcción de una sola nave, rematada con un ábside plano cerrado y cubierta con bóveda de crucería. A lo largo de los siglos se han realizado diversas reformas y ampliaciones, añadiéndose en 1550 el campanario, en 1703 se reedificó la Fachada del Perdón y en el año 1861 la Portada Sur. La pila de agua bendita de la entrada al templo fue realizada a partir de un capitel hallado en el yacimiento romano de las Termas del Puerto de la Nava.
Desde 1788, se conserva la pintura mural de la Sacristía Eucarística, siendo restaurada en el año 2012. Las imágenes, altares, campanas y ornamentos fueron destruidos en la Guerra Civil, siendo los actuales donados por gente pudiente en los años 40 y 50.
Fundado por el comendador don Martín Rol en el año 1523. Bajo la advocación de la Purísima Concepción, patrona de la Orden de Alcántara.
La primitiva iglesia del monasterio tenía una puerta de arco de cantera labrada. De estilo gótico, destacan los elementos característicos de este arte, tres arcos apuntados u ojivales, y elevada bóveda de crucería de piedra labrada. En el primer arco está armado un coro sobre una bóveda y en él una reja de hierro, y debajo de dicho arco está otro coro bajo con verja de hierro.
Sobre esta misma iglesia, se levanta una hermosa espadaña de ladrillo.
Uno de los grandes tesoros que alberga es un busto de Cristo con espinas (Ecce Homo), de la Escuela de Mena, además de un Arca Eucarística de plata, una Cruz Procesional,…
El monasterio actual ha sido reconstruido y restaurado desde 1993 hasta su finalización en 2011. En la actualidad habitan el convento nueve religiosas que viven en la clausura perpetua, dedicadas, entre otras labores, a la elaboración de dulces.
Antigua Casa de Concejo o de Audiencias, popularmente conocida como La Posada, ubicada en el casco antiguo de la localidad, junto al Ayuntamiento.
Arquitectónicamente, se trata de uno de los monumentos más interesante de la localidad, con su torreón de tres plantas, de piedra de cantería, amplia reja de hierro forjado y ventanal de doble arco renacentista con balcón corrida en la planta superior. La puerta de acceso, en el lateral, también de cantería. La portada también se construyó de piedra de sillares.
En la fachada se conservan unas letras y signos realizados con almagra y sangre de toro, cuyo significado aún se desconoce.